
En la Ciudad de edificios altos y sonrisas oscuras, de palmeras de plástico y cuerpos reformados.
En ese lugar de ricos icónicos y pobres invisibles, de peatones inexistentes y arcoíris de desolación, aún siento tu risa.
En este pantano muerto reconstruido como la ciudad de las estrellas, en este lugar en el que todo y nada pasa cada día, en este infierno en el que solo el sexo y el dinero, la droga y el poder tienen valor, en este cielo en el que pacífico floto solo en ocasiones, siento tu olor en todo mi ser.