
A sus cuarenta años, Jaime siente que ha tocado techo en todos sus proyectos personales y profesionales. Bajo esta convicción toma la firme decisión de suicidarse.
Entre desgracias ajenas y una vida que parece decidida a no darle cuartel en estos últimos tiempos, la decisión se va posponiendo cada vez más dejando a nuestro protagonista en mitad de un maremoto existencial.